María Ángeles Hermosilla Álvarez Universidad de Córdoba (España)
1.- Hacia una nueva estética: el Creacionismo de Huidobro
Al iniciarse el siglo XX los movimientos de vanguardia, contradiciendo la tesis de Lessing, aportaron un intercambio extraordinariamente fecundo entre las distintas artes. Entre todos ellos sobresale el cubismo, que, practicado en los primeros años de nuestro siglo por una serie de pintores encabezados por Picasso, fue definido ya en 1912 como el retorno "a una concepción de estilo a través de una visión más subjetiva de la naturaleza"(1). Así, las figuras, siguiendo el ejemplo de Cézanne (2), aparecían distorsionadas, como si el pintor se hubiera movido alrededor del motivo, reuniendo información desde varios puntos de vista. Este abandono de un sistema de perspectiva vigente desde el Renacimiento en la pintura occidental marcaba, como afirma Golding en su relevante monografía(3), el inicio de una nueva era en la historia del arte. Al mismo tiempo los trabajos de Apollinaire y Raynal hacían hincapié en que la pintura debía convertirse en una actividad intelectual y los artistas debían pintar el mundo no como lo veían, sino como sabían que era(4), una concepción del arte influida por el pensamiento de Bergson y, sobre todo, por la fenomenología de Husserl (5). Se trata, en definitiva, de "un arte eminentemente plástico, mas no un arte de reproducción y de interpretación, sino de creación", como precisó en 1920 un crítico español(6). Este rechazo a la concepción mimética del arte conduce a la construcción de un nuevo orden válido por sí mismo en el que la yuxtaposición de imágenes construidas con elementos dispares, la utilización del collage y la ausencia de perspectiva convierten, en el cubismo sintético practicado por Juan Gris, el cuadro en un verdadero objeto(7).
Al mismo tiempo una concepción estética similar se revela en el campo literario. Desde los primeros momentos, dentro del panorama español, Ramón Gómez de la Serna acude a la fragmentación y disolución de la realidad para crear otro universo de relaciones(8), procedimiento que se ha emparentado con el cubismo(9), pero donde esos principios alcanzan su máxima expresión es en la corriente creacionista, ya sea de raíz hispanoamericana(10) o francesa(11), lo que trae a colación el problema de la paternidad -Vicente Huidobro o Pierre Reverdy- del movimiento(12).
Según sostenía Huidobro, su libro El espejo de agua (Madrid, 1918) se editó primero en Buenos Aires en 1916, poco antes de trasladarse a París, donde entabló amistad con poetas y pintores cubistas. Entre ellos hay que destacar a Pierre Reverdy, del que fue socio en la revista Nord-Sud, verdadero órgano del creacionismo y de la vanguardia parisiense.